viernes, 1 de enero de 2010
Dvořák
Hoy vi tu vida y me eché a llorar. No era triste ni dramática e incluso había felicidad, pero te observé en detalle y no quise seguir más. Tocabas el piano, a mí lado, cerca, yo en el sofá. Estabas tras una pantalla, tras un velo de cristal. Te eché de menos, me eché de menos y me di cuenta de que lloraba por mi felicidad, por tener que marcharme, por no comprender tu motivo para mi daño hasta que era demasiado tarde. En realidad miraba un vacío en el sofá.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario